lunes, 19 de abril de 2010

EL GENIO DE ARZANGI (cuento)

       Reconocido como extraordinario desde hace mucho tiempo. Condecorado, hace años, por la orden de los Caballeros Racionales. Desde hoy, fuera de serie en todo sentido.
Jerónimo Arzangi hizo pública su última patente en trámite, el fósforo con doble cabeza. Es curioso ver a una luminaria, un hombre entre los hombres, siendo hombre, simplemente. Así pude verlo a Arzangi, dirigiéndose al salón central de la Legislatura Porteña, para recibir la distinción de Ciudadano Ilustre de Buenos Aires. Caminando presurosamente tras de su mujer, como queriendo reparar un entredicho doméstico. Curioso, por espiar una faceta humana de Arzangi, el destino me la enseñaba, fui acercándome a él. Refiero lo que pude escuchar, no como un vulgar chisme, sino como un documento más, de esos que la historia recoge de sus artífices. Arzangi decía, “pero... querida, querida...”. Así de humano pude verlo, escucharlo. “Si volvés a mirar a esa mujer con esa cara de baboso vas a ver”. Cien por ciento genial, y al tiempo, humano, tiernamente humano. “Pero querida, no hice nada...” Jerónimo Arzangi, el tierno, el déspota, el genial y el humano.

       Una vez en el salón, el Jefe de Gobierno, en un emotivo y largísimo apretón de manos, saludó al maestro mientras se refería al inmenso mérito del inventor que, con su último aporte, garantizaría el mejor aprovechamiento de la madera forestal, dándole una nueva vida útil al fósforo, luego de su primera agonía.

       Inmediatamente, procedió a usar la palabra la Presidente de la Comisión de Prensa de la Legislatura, quien destacó en Arzangi la carencia de todo estudio, refiriéndose luego a la incuestionable base de su tarea, la reflexión, una capacidad, dijo, a la mano de cualquiera sin estudios. Convocándolo al escenario, y mediante un cálido pero eufórico abrazo, llamó al inventor “padre y amigo de la lógica absoluta”.

       Llegado el turno del Biógrafo oficial de Arzangi, éste citó unos párrafos del informe elevado a los editores de la Enciclopedia Británica, motivo del diferendo diplomático con Londres, desde que el Genio de Paternal no fuera incluido en dichas páginas. “Todos sabemos que el topo cava por su propia naturaleza -adujo el biógrafo- pero a ninguno se le ocurriría adiestrar a este simpático roedor en el arte de la minería, pues, para eso, está el minero. Entonces, ¿Para qué adiestrar al minero en una ciencia que le es propia al topo? Ese es el paradigma que planteó Arzangi cuando registró el Método de de Excavación de Túneles a través de topos, aplicable a la minería. El criterio no fue desestimado y, desde que fuera puesto a disposición de la industria, la minería creció en magnitud y en eficiencia, en tanto el minero hizo de minero y el topo de topo. En cuanto a la Jaula para Pájaros con Interior y Exterior, el ingenio de alambres fomentó el equilibrio psicofísico del ave doméstica. El pájaro se siente encerrado cuando no puede salir de ningún lado. Entonces, ofrezcámosle un “afuera”. Y de la jaulita, pudo salir a la jaula para conocer un nuevo concepto de libertad. Es bien sabido -siguió diciendo el Biógrafo oficial de Arzangi- que el dispositivo dispuso de gran aceptación por parte de las aves, quienes ahora, incluso ejercen el derecho a deprimirse como cualquiera, y a encerrarse en la “jaulita” dejando de cantar durante días.

       Antes de que la concurrencia hubiera terminado de reconocer en aplausos las tocantes expresiones del Biógrafo oficial de Arzangi, hizo pié en el escenario el jefe de la bancada justicialista de la Legislatura, quien, brevemente, enunció una frase digna de ser destacada aparte: “Un pequeño paso para un inventor, pero un gran paso para la humanidad”.

       Y no es para menos, acertadísimo estuvo el Sr. Legislador. Es que, se aventuraba que el mundo colapsaría, debido a todo cuanto contribuye a degradarlo, dentro de 150 años. Según las nuevas especulaciones, gracias a la novedad de los fósforos con cabeza doble aportada por Arzangi, el momento crítico se retrasaría. ¿Cuánto vale este aporte? Para nuestro país, miles de millones en prensa, en desarrollo, en imagen internacional. Para la humanidad, el valor no puede medirse.

       El homenaje concluyó con un ágape, en el que se sirvieron empanadas y vino. Por si para este cronista aún faltaba algo emocionante, redescubrí al Arzangi hombre, ese que, como todos los grandes hombres, pelea por encontrarse a sí mismo más allá del genio. En un descuido de su mujer, quien parecía no aprobar que Arzangi comiera, según pude entender, por encontrarlo 'gordo', el Genio dejó caer, presurosamente, tres empanadas en una bolsa de plástico. El inventor creyó que su mujer lo había visto; inmediatamente se puso colorado y preparó una disculpa. Pero, justo antes de ejecutarla, vio que no, que no había sido descubierto. Sólo entonces se relajó. Al fin, para ser un gran hombre, hay que ser primero un hombre. Y Arzangi lo es.

       Allí, en la clausura del homenaje, pude hacerme de un rumor, en cuanto a que Arzangi estaría a punto de oficializar un nuevo pedido de patente en las oficinas de Patentes y Marcas. Estaría referido a una serie de productos alimenticios que, para no pasarse en su nivel de cocción, harían un silbido señalando el punto justo. El primero sería “El Pollo Silbador”.

       La mente de Arzangi sigue floreciendo. Ofreciendo a sus congéneres soluciones prácticas a problemas comunes. El país, qué digo el país, el mundo, saludan a Arzangi. Jerónimo Arzangi, larga vida a tu genio.

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