lunes, 19 de abril de 2010

EL MURO DE POSSE

       Hay un libro. ¿Cómo es? ...La estación de trenes que está cerca de avenida Garay; nada que ver con Alberdi pero está cerca también, del libro que no me acuerdo digo, por ‘Las Bases’ que después se usaron para este otro libro... que tiene el nombre de la estación... la reforma de la... Una laguna tengo...
En un momento me va a venir ¡y me van a querer matar muchachitos porque es fácil! La... ...No importa, en un rato me va a venir. Bueno; ahí hay un artículo que se llama así, ‘catorce’, en números, 14. ¡Constitución! ¡Qué...! ¡La constitución! En ese artículo, más famoso que el preámbulo, dice que todos tenemos derecho a transitar libremente por el territorio de la nación. No dice nada de que se necesite visa para entrar en San Isidro, por el muro de Posse lo decimos, mucho menos que requiera visado un segmento en particular de la población, muchísimo menos que lo requieran los pobres. Siquiera ‘desliza’ la ‘posibilidad’ de interrumpir el derecho a ‘transitar libremente’ cuando de garantizar derechos superadores se trate (haciendo en otro inciso la salvedad del ‘estado de sitio’, suspensión de derechos no a disposición de los intendentes). Mucho menos dice que podría ponerse un muro con el propósito concreto de impedir el tránsito de un particular segmento de la población, muchísimo, muchísimo menos de los pobres, por más peligrosos que a algunos pueda parecerles. ‘La constitución’ era; mire usted qué laguna.


       A ver, muchachito... vamos a suponer que a usted se le ocurrió ha- cerse un oso panda a la plancha. Espere... supongamos. Y que lo comenta con su señora esposa; “Che, voy a la China a cazar un oso panda para hacerlo a la plancha”. Seguramente su mujer le demostraría tan vehementemente que usted estaría loco, que lo haría regresar avergonzado a la cama. Pero imaginemos que su peregrina idea persiste, y que usted consigue ponerse en marcha rumbo al aeropuerto; lo decimos por cuánto consiguió avanzar el muro de Posse. Entonces, su alarmadísima esposa convocaría de urgencia a hijos y entenados, para regresarlo a la razón. Sería rarísimo, muchachito, que aún así el avión consiguiera despegar con su locura abordo; pero más raro sería que una encuesta entre los presentes, en lugar de señalarle a usted un norte de cordura, determinara que para el 51%, el oso panda es nutritivo. Por las repercusiones del muro de Posse lo decimos.

       Amiguitos y amiguitas, nacen los locos. Un porcentaje de la población lo será, un cero punto algo por ciento, un uno por ciento máximo. ¡Muy poquitos amiguitos! ¡Poquititos! ¡La injerencia de este fenómeno en el desenvolvimiento de la comunidad sería entonces bají- simo! ¡Es complementado por un 99% de cordura! La tragedia es entonces otra.

       Se trata de un desconcertante flagelo que consigue residir en la cordura; lo verdaderamente preocupante es el fenómeno que puede convertir a un enajenado en líder y a su delirio en un régimen político- social, Hitler y el nazismo, por ejemplos. Cuidado hombres cuerdos, cuidado amiguitos y amiguitas. Por el muro de Posse lo decimos, cuidado muchachitos. Cuidado.

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